lunes, 10 de noviembre de 2008

Una noche

No me había sentido así
desde hace ya
más de dos meses.

Retorno
al cuarto de la incertidumbre
dócil y solo
como pocas veces me he sentido,

alerta,

con las ideas extraviadas.


Esta noche
se sintió eterna,
las manecillas del reloj
parecían inamovibles.
No encuentro
el momento para descansar.

Inmóvil, salto
entre las paredes
rasguñando el techo,

a pesar de que siento
que esto
apenas comienza.

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