miércoles, 26 de agosto de 2009

De noche

Cuando se esconde el astro
el crepúsculo anuncia el desorden,
y las eternas horas entran
con un ligero flotar en el aire
directo a las víceras.

La melancolía asoma su malestar
las horas marcan un avance sin cesar,
en el que nada avanza
sólo la perplejidad.

Te recorro lentamente
a pasos lo más veloces posibles,
la expansión es inevitable,
que aún cuando te idolatro
no quiero que me atrapes
o me envuelvas
que solo busco un adios...
y sosiego.


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